¿Ya estás listo para los tres días de oscuridad?

Tendremos tres días sin luz solar ni electricidad. Lo dice Kaoru Nakamaru, una princesa japonesa que ha entrevistado a hombres como Saddam Hussein, Julio Iglesias, Muamar Gadafi y al menos 200 personajes de talla mundial. Su video en YouTube es muy convincente. Muchos sitios web hacen eco de la noticia, según la cual,  la NASA pronostica que entre el 21 y el 23 de diciembre habrá un apagón mundial. Al hacer una breve búsqueda en Google con las palabras claves “NASA 3 días de oscuridad” encontrará que la primera página de resultados le ofrecerá historias muy similares que respaldan esta información y le pondrán al tanto, con lujo de detalles sobre el peligro del cinturón fotónico que nos dejará en penumbras durante el mencionado fin de semana. Supe también que un experto en el tema dijo en televisión que durante esos singulares días la tierra se detendría para cambiar su sentido de rotación, con lo cual el mundo entrará en una nueva era. ¿Se está riendo o está llorando? Sigue Leyendo  

El poder convincente de una bata blanca

Y el día llegó. Mi herencia genética y los “varoniles” efectos de la testosterona me dictaron sentencia: estaba perdiendo cabello. Lo tomé con resignación porque me desagrada visualizarme en la esclavizante rutina de aplicarme menjurjes malolientes. ¿Para qué cabello si sólo sería atractivo para las moscas?

Esa misma noche y luego de haber optado por la dignidad, algún rezago de mi ego fue presa de uno esos infomerciales televisivos que estorban en medio de las películas. Un locutor entusiasta y modelos con frondosas cabelleras anunciaban la solución final al problema de la calvicie. ¡Y sin menjurjes! Sí, reconozco que la vanidad sacó a empellones a la recién invocada  dignidad y ante la posibilidad de no seguir perdiendo cabello me dije a mí mismo “¿y si funciona?”.

Tenían mi atención. En poco tiempo mostraron supuestos casos exitosos de hombres que usando una especie de dispositivo luminoso consiguieron no solo detener la debacle capilar sino que además lograron repoblar sus desiertos de piel. El encanto parecía estar cuajando hasta que empezaron a mostrar “evidencias científicas”.

Frases de cajón como “estudios científicos demuestran que…”, acompañadas en video con fulanos de bata blanca, encendieron mi alarma.

La tapa fue saber que el aparato milagroso aplicaba los resultados de investigaciones de la NASA, sin más evidencia que unan costosa animación del transbordador espacial. Sigue Leyendo