Sin amor

Corrijo un texto en el que me he encontrado con esta acertada y profunda reflexión: “La justicia sin amor te hace implacable. La diplomacia sin amor te hace hipócrita. El éxito sin amor te hace arrogante. La riqueza sin amor te hace avaro. La pobreza sin amor te hace orgulloso. El trabajo sin amor te hace esclavo. La sencillez sin amor te envilece. La oración sin amor te hace introvertido. La ley sin amor te esclaviza. La política sin amor te hace ególatra. La fe sin amor te hace fanático. La cruz sin amor se convierte en tortura. La vida sin amor no tiene sentido”. (Jorge Cotto)

Protestar sin pisotear

Protestas - excusas de destrucción

¿Por qué el sello de la protesta es la destrucción de bienes públicos que al final la gente del común termina por pagar?

Protestar, un derecho humano, esencial y hasta sagrado. Voces unidas que reclaman justicia son gestoras de cambio en nuestra sociedad. Sin embargo, cuando de protestar se trata, parece que muchos dan por cierto que el fin justifica los medios y que en el fragor de las marchas se tiene el derecho de pisotear.

¿Quién dijo que el derecho a la protesta de las masas anula o suspende los derechos esenciales de minorías o individuos? Nada justifica que, por ejemplo, en el reciente paro camionero que vivió Colombia, un pedazo de ladrillo acabara con la vida de un conductor al que no le pareció dejar de trabajar y prefirió seguir adelante con su vida. Podrían haberlo tildado de poco solidario, indiferente y hasta “judas”, pero ¿matarlo? ¿cuándo le suspendieron su derecho a la vida? ¿Qué provecho hay en apedrear buses y estaciones de los sistemas de transporte masivo que no son usados por los poderosos y cuyo cese de operaciones en cambio sí afecta a las personas del común?

Nos volvimos tolerantes a las protestas chantajistas que le bloquean la vida a muchas comunidades y toman de rehén a la opinión pública para presionar acuerdos por agotamiento y no por consenso.

¿Habrá entonces alternativa a la coacción violenta? Sigue Leyendo