Control parental

Mientras muchos padres no tiene ni idea de qué hacen sus hijos cuando usan internet. Otros se toman el control parental muy en serio. La imagen que verán a continuación corresponde al post de una madre en la cuenta de Facebook de su hijo, quien al parecer usó su espacio virtual para difamar a una amiga. Para algunos la sanción parecerá un poco estricta, pero yo creo en el valor pedagógico de “darle una cucharada de su propia medicina”. Traducción bajo la foto.

“Hola, soy la mamá de XXXXXX. Quiero decirles que él ya no tiene permitido usar Facebook debido a las decisiones que tomó hoy. Él puso en Facebook información personal acerca de alguien lo cual, independiente de que sea cierto o no, fue algo grosero. Como decidió hacerla enojar a ella difundiendo información personal, creo que ahora debe saber cómo se siente cuando los papeles se invierten. Él mojó la cama hasta que tuvo 8 años”.

Ballet del aire

Dos  de las cosas que quiero hacer antes de morir, tienen que ver con el disfrute del aire:  lanzarme en paracaídas desde una avión y meterme en uno de esos túneles de viento ascendente en los cuales es posible moverse con la liviandad de una hoja mecida por la brisa. Ya había visto acrobacias de paracaidistas en plena caída libre, pero no había imaginado que fuera posible tanta gracia y complejidad de movimientos en un túnel de viento… ¡con cuatro personas adentro! Comparto este video con la esperanza de transmitir esa sensación de libertad que me produce ver moverse a los acróbatas con tanta fluidez y soltura.

Ventanas al mundo (o el asombro de ver al águila en vivo)

Águila calva De niño, ni siquiera en mis más afiebradas fantasías,  llegué a pensar que podría ver, en vivo y en directo, sucesos que ocurren en lugares del mundo tan distantes, que en algunos de ellos brilla el sol mientras desde mi ventana son visibles las estrellas. Esto del “stream-yourself”, las live-webcams  y todas las posibilidades que brindan las tecnologías actuales para compartir información con el mundo son una locura genial. Vino a mí con especial fuerza esta sensación cuando el twittero  @fanultra compartió un enlace en el que más de 150.000 espectadores ven en vivo y en directo a una majestuosa águila calva que  cuida a un polluelo y empolla otro huevo tardío. La escena se vive en lo alto de un árbol cualquiera de Iowa, Estados Unidos, en el que ha sido puesta una cámara que no incomoda para nada a la familia de águilas y que nos permite contemplar, en cualquier minuto del día, cómo es la vida de las aves, desde esta perspectiva  particular (tal y cuál como podrán verlo a continuación, haciendo clic en leer más). Sigue Leyendo  

Que te reciban así, luego del vuelo, te pone a volar de nuevo

Imagínate por un momento que acabas de llegar de uno de esos largos y aburridos vuelos en los que, además del cansino proceso de llenar formas y pasar por migración, tienes que sufrir completo el lento espectáculo del carrusel del equipaje. De seguro tu maleta, es la última en salir… si es que no se perdió.

A estas alturas quizás sólo piensas en descanso cuando de repente… ¡algo extraordinario ilumina tu vida! ¡Un destello sonoro, un brillo musical que rompe con la monotonía! Esto le pasó a los pasajeros y transeúntes del terminal 5 del aeropuerto de Heathrow, en Londres, que cierto de día, de cualquier mes, tuvieron la hermosa experiencia de ser bienvenidos de la forma especial que podrás apreciar en este video. Dime si no dan ganas de volver a llegar…

Protestar sin pisotear

Protestas - excusas de destrucción

¿Por qué el sello de la protesta es la destrucción de bienes públicos que al final la gente del común termina por pagar?

Protestar, un derecho humano, esencial y hasta sagrado. Voces unidas que reclaman justicia son gestoras de cambio en nuestra sociedad. Sin embargo, cuando de protestar se trata, parece que muchos dan por cierto que el fin justifica los medios y que en el fragor de las marchas se tiene el derecho de pisotear.

¿Quién dijo que el derecho a la protesta de las masas anula o suspende los derechos esenciales de minorías o individuos? Nada justifica que, por ejemplo, en el reciente paro camionero que vivió Colombia, un pedazo de ladrillo acabara con la vida de un conductor al que no le pareció dejar de trabajar y prefirió seguir adelante con su vida. Podrían haberlo tildado de poco solidario, indiferente y hasta “judas”, pero ¿matarlo? ¿cuándo le suspendieron su derecho a la vida? ¿Qué provecho hay en apedrear buses y estaciones de los sistemas de transporte masivo que no son usados por los poderosos y cuyo cese de operaciones en cambio sí afecta a las personas del común?

Nos volvimos tolerantes a las protestas chantajistas que le bloquean la vida a muchas comunidades y toman de rehén a la opinión pública para presionar acuerdos por agotamiento y no por consenso.

¿Habrá entonces alternativa a la coacción violenta? Sigue Leyendo  

Tan rápido, tan lento… lo importante es no estar quietos

Mientras lees este texto y crees que estás “quieto” frente a tu monitor, tú estás montando en un carrusel vertiginoso al que llaman Tierra que está girando a una velocidad de 1700 kilómetros por hora.

Si el carrusel frenara en seco ¿te imaginas el porrazo global? Para lesionarse seriamente en un choque de autos basta con ir a modestos 50 kms/hora.

El carrusel también se mueve, en su recorrido interminable alrededor del sol, a 106.000 kilómetros por hora, algo así como 50 veces más rápido que el veloz campeón de los aviones comerciales: el Concorde. Pero ahí no para la cosa. Nuestro mundo azul, el sol y todos los demás vecinos del barrio planetario giran en torno al centro de nuestra galaxia a más de 780.000 kilómetros por hora. La vía láctea, por su parte tiene mucho más afán. En su carrera para embestir algún día a Andrómeda, nos lleva a un trote de un millón de kilómetros por hora. ¡Un millón! A estas alturas, el Concorde y cualquier nave humana luce tan lenta como un caracol.
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Iris: enfrentando mi miedo más profundo

Hace rato no pensaba en eso. Quien me recomendó ver Iris (film de Richard Eyre, 2001) me advirtió que esta película iba a confrontarme con uno de mis peores miedos. No sé en que momento le conté sobre eso. De hecho, no recuerdo haberlo manifestado como uno de mis temores. Me da la impresión de haberme referido a ello como una de esas situaciones desagradables de la vida con las que no quisiera toparme.

Sin embargo, no mucho después de haber comenzado la película, presentí de qué se trataba. Se abrió la tapa de un a baúl vetusto que acumulaba polvo en mi inconsciente y empezó a levantarse (como si se tratara de mi ánfora de Pandora personal) el espectro del que, debo admitir, no es sólo uno de mis peores miedos. Es realmente el más visceral de todos. Sigue Leyendo