“No me consta pero…”

Sí, como no. Se supone que estamos advertidos de que no todo lo que brilla es oro y que no todo lo que se publica en internet es verdad. Sin embargo, hasta quienes nos consideramos curtidos,  podemos caer en los bien elaborados espejismos que a diario circulan por la red, algunos nuevos y otros más viejos que la panela.

Para la muestra un botón. Hace algunas semanas vi en Facebook y recibí por correo electrónico este mensaje:

Facebook acaba de publicar sus nuevas tarifas: US$ 9.99 mensuales por el servicio Gold Member, US$6.99 mensuales por el servicio Silver Member, US$3.99 mensuales por el servicio bronce, gratis si copias y pegas en tu muro este mensaje antes de la medianoche de hoy. Cuando ingreses a tu cuenta mañana se te solicitará información de pago… Ya es oficial. Salió en las noticias. Facebook cobrará debido a los cambios para implementar el nuevo perfil. Si copias este aviso en tu muro, tu ícono se volverá azul y Facebook será gratis para ti. Por favor, pasa este mensaje o de otro modo tu cuenta será eliminada en caso de no pagar. No sé si esto es verdad, pero ya veremos. No nos cuesta nada copiarlo…

Desde luego, esta información es tan falsa como un billete de tres mil o como una de esas cadenas de correos en las que juran, por lo más sagrado, que Bill Gates amaneció filantrópico y va a girarnos un jugoso cheque por sólo reenviar el mensaje.Sin embargo, lo que me sorprendió hasta la estupefacción, fue ver que el mensaje había sido reproducido en los muros de Facebook de estimadísimos y siempre respetados colegas periodistas. Sí, ¡periodistas! Los mismos con quienes alguna vez aprendimos una cosa llamada “verificar fuentes” y otra conocida como “buscar todos los ángulos posibles de la noticia”.

Mi ánimo con lo comentado no es, de ningún modo, ofender a mis queridos colegas pero sí resaltar el hecho de que hasta los médicos también se mueren y que si no somos cautos cualquiera de nosotros puede sucumbir ante el legitimador encanto de la internet.

El falso aviso de Facebook no pasa de ser simple una broma para generar alarmismo y hacer perder el tiempo. Sin embargo, ¿se imaginan cuando se trate de manipular en serio a la opinión pública? Esa pregunta la dejo abierta porque no quiero desviar el tema hacia la paranoia propia de las teorías de la conspiración (que son como las brujas; no existen pero que las hay, las hay).  Me interesa más exponer las pequeñas argucias con las que un mensaje de este tipo logra su efecto viral.

“…Gratis si copias y pegas en tu muro este mensaje antes de la medianoche de hoy… Por favor, pasa este mensaje o de otro modo tu cuenta será eliminada en caso de no pagar”. Típico. El argumento del pánico por vencimiento. Nada mejor para anular la capacidad reflexiva y el sentido común que una papa caliente, un asunto urgente que si no se decide ya tendrá nefastas consecuencias. Este tipo de temor es también propio de las cadenas que auguran 20 años de mala suerte si no es reenviado el mensaje. Los creyentes hacen clic y lo reenvían. Muchos escépticos también… por si acaso.

“Ya es oficial. Salió en las noticias”. Y con estas palabras mágicas más de uno le pone el sello de veracidad al enunciado y rápidamente lo reproduce en su muro o lo envía a toda su lista de contactos, con plena certeza de llevar a cabo un valioso servicio social. Este es el clásico ejemplo del poder legitimador de internet que a su vez se apoya en el tradicional poder legitimador de los medios masivos en los que “nunca jamás” pasan información inexacta o incierta (sarcasmo incluido).

¿Desconfianza? Sí, es necesaria una dosis saludable para ir con cuidado. Y es que hasta eso de “ver con los propios ojos” ya no basta. A punta de Photoshop es posible vender unos cuentos increíbles que se ven muy reales en la pantalla. ¿Recuerdan la famosa foto de un turista de gorrito y lentes oscuros a quien al parecer le toman una foto en la azotea de una de las Torres Gemelas justo cuando viene uno de los aviones que las derribaron? Pues bien, yo caí en esa…

“No sé si esto es verdad, pero ya veremos. No nos cuesta nada copiarlo”.  Yo le llamo a este el argumento absolutorio o quita-culpas. ¡Por favor! Es una excusa tan infantil como la de cruzar los dedos para que una promesa no sea válida. Quienes se excusan en este argumento para decir que lo difundieron “por si acaso” manejan la misma ética de la tía chismosa del vecindario que dice, “no me consta pero me dijeron que fulanita”… ¡no le consta pero ya hizo el daño!

Hoy en día, y gracias al alcance universal de las nuevas tecnologías, verificar las fuentes de la información ya no es fuero exclusivo de los comunicadores sociales. En plena era del periodismo ciudadano, todos estamos en capacidad de hacer una búsqueda en Google y examinar entre los resultados los pros y los contras de esa  información que llega hasta nuestros buzones. Lo falso rápidamente sale a flote. Antes de darle clic al botón de reenviar, y dispersar algo en el irreversible flujo de internet, conviene aguantar la comezón de la “chiva” y tomarse un momento para verificar si estamos difundiendo información que tiene algún asidero en la verdad y es lo suficiente relevante para ocuparnos y ocupar a otros en ella. Entre el servidor social y el chismoso digital hay una cortísima distancia que sólo puede salvarse con diligente verificación*.

@Redpillx

 

*¿Estás dispuesto a mirar atrás para ver en qué tantas cosas creías que no eran tan ciertas? Te recomiendo el sitio de Datos Freak (http://www.datosfreak.org/datos/desmitificaciones/). Ahí podrás pasar un rato de diversión o de horror, según como lo tomes.