Leyó la nota en su buzón: Una nota errada con su oboe fue causa de la nota nefasta en el examen del conservatorio
#microcuentos
Una de las cosas cautivadoras de Twitter es el reto de decir mucho usando pocas palabras. Esos 140 caracteres parecen limitantes, pero en realidad son un estímulo para poner a volar la creatividad. Algunos twiteros, fascinados con las posibilidades, se han planteado un reto aún mayor: hacer microcuentos , historias con sentido en un espacio tan estrecho como un apartamento japonés. Es fácil encontrarlos en Twitter. Sólo es cuestión de hacer una búsqueda con el hashtag #microcuentos.
Para quienes no están familiarizados con Twitter, un hashtag es como un etiqueta que agrupa twits de un mismo tema. Considerando que el hashtag debe incluirse en el texto y que en este caso gasta 11 preciosos caracteres (#microcuentos) realmente quedan apenas 129 para escribir la breve historia. “¡Báileme ese trompo en la uña!” como diría un amigo mío. ¿Muy poquito? Pues déjame decirte que sí se puede. He leído cuentos realmente ingeniosos. Yo mismo he decidido entrar al ruedo y hoy quiero dejarles mi primer microcuento. ¿Quién más se anima?
#microcuentos
Imagínate por un momento que acabas de llegar de uno de esos largos y aburridos vuelos en los que, además del cansino proceso de llenar formas y pasar por migración, tienes que sufrir completo el lento espectáculo del carrusel del equipaje. De seguro tu maleta, es la última en salir… si es que no se perdió.
A estas alturas quizás sólo piensas en descanso cuando de repente… ¡algo extraordinario ilumina tu vida! ¡Un destello sonoro, un brillo musical que rompe con la monotonía! Esto le pasó a los pasajeros y transeúntes del terminal 5 del aeropuerto de Heathrow, en Londres, que cierto de día, de cualquier mes, tuvieron la hermosa experiencia de ser bienvenidos de la forma especial que podrás apreciar en este video. Dime si no dan ganas de volver a llegar…
Videos como éste nos recuerdan que las cosas simples y maravillosas de la vida no necesitan baterías; que podemos vivir con intensidad la experiencia de la modernidad paralelamente con experiencias que no tienen tiempo.
Protestar, un derecho humano, esencial y hasta sagrado. Voces unidas que reclaman justicia son gestoras de cambio en nuestra sociedad. Sin embargo, cuando de protestar se trata, parece que muchos dan por cierto que el fin justifica los medios y que en el fragor de las marchas se tiene el derecho de pisotear.
¿Quién dijo que el derecho a la protesta de las masas anula o suspende los derechos esenciales de minorías o individuos? Nada justifica que, por ejemplo, en el reciente paro camionero que vivió Colombia, un pedazo de ladrillo acabara con la vida de un conductor al que no le pareció dejar de trabajar y prefirió seguir adelante con su vida. Podrían haberlo tildado de poco solidario, indiferente y hasta “judas”, pero ¿matarlo? ¿cuándo le suspendieron su derecho a la vida? ¿Qué provecho hay en apedrear buses y estaciones de los sistemas de transporte masivo que no son usados por los poderosos y cuyo cese de operaciones en cambio sí afecta a las personas del común?
Nos volvimos tolerantes a las protestas chantajistas que le bloquean la vida a muchas comunidades y toman de rehén a la opinión pública para presionar acuerdos por agotamiento y no por consenso.
Las luces de la ciudad ocultan la grandeza del cielo nocturno sobre nuestras cabezas. Los invito a ver esta hermosa secuencia captada en el desierto de Atacama, lugar perfecto no solo para el observatorio que ahí existe sino también para soñar con el infinito. El cielo que nunca vemos….
ALMA Time-lapse sequences – June 2010 from José Francisco Salgado on Vimeo.
Querido blog,
Mea culpa. Arrepentido vuelvo a tu editor de texto, cabizbajo de la vergüenza por este prolongado, prolongadísimo abandono. No pienso escudarme en la falta de tiempo, o en mi socorrida frase de que “lo urgente no deja tiempo para lo importante”. No cavaré una trinchera en la montaña de trabajo que tengo, ni voy a alegar demencia transitoria porque nada, nada justifica el no haberte refrescado ni con una letra en tantos meses. Me abochornan tus telarañas virtuales, los contadores estancados y los comentarios vacíos, a los que solo les falta el arbusto rodante para verse igual que un pueblo fantasma del lejano oeste.
¿Me creerás si te digo que además de estar arrepentido, he hecho votos sagrados para no volver a abandonarte? ¡No me hagas esa cara, querido blog! Esta vez voy tan en serio que estoy dispuesto a sufrir la penalidad del escarnio público. Por eso, con el servidor y con WordPress de testigos, le doy carta blanca a mis amigos, a mis lectores (que creo que son los mismos y ya nombrados amigos porque de momento son poquísimos) y hasta a mis enemigos (de ellos tampoco estoy seguro) para que me fustiguen sin misericordia cuando pase más tiempo del tolerable sin venir a visitarte con letras frescas.
Atrás quedarán los días en los que se me acumulaban hasta cinco actualizaciones de tu plataforma o tus plugins se caían de tan viejos. No habrá video de Youtube que sea más importante que tú y no volverás a pasar la vergüenza de que alguien que hace clic en mi firma de correo te visite y te encuentre de sorpresa en tan malas fachas.
También me comprometo ser detallista contigo: te sorprenderé con uno que otro widgecito novedoso, te regalaré con exclusividad algunas de mis más recientes fotografías (¿dónde dejé las pilas de la cámara?) y te regalaré dentro de poco un nuevo vestido para que estrenes plantilla y no te quejes más de que pareces un retrato.
Tenme fe, queridísimo blog. Viene un mejor tiempo en nuestra relación. Vendré seguido, movido por el gusto de escribir, y con el aliciente adicional de ser juiciosamente observado por los lectores que ahora me toman el juramento y declaran que “si no lo hiciere que Twitter y Facebook os lo demanden”.
¡Brindemos con un tweet!
P.D. Esta semana tengo mucho que hacer así que ya veremos para cuando el próximo post. Jeje… Es broma querido blog. Voy a dejar programada la próxima entrada.
Me he quedado orbitando alrededor del tema de la relatividad y la perspectiva. Y como esto de los puntos de vista lo afecta todo, y en especial a la creatividad, nada mejor que ofrecerte brevemente una perspectiva poco común de los grandes temas de la música clásica.
Por si no lo sabías, soy un apasionado del jazz y ejerce en mí especial fascinación el swing, iluminado por el brillo de saxos y trompetas de las “big bands”. ¿Y qué tiene que ver esto con los clásicos? Ahí radica mi emoción, porque Brian Setzer y su orquesta han invocado el espíritu festivo del swing para reinventarse clásicos como la Quinta Sinfonía de Beethoven o la Obertura de Guillermo Tell. Créeme. El resultado es notable, simplemente eufórico; nada que ver con los refritos de baladas con los que empezó una era trágica para la salsa (hay comparaciones odiosas que a veces hay que hacer).
Con mucho gusto y cumpliendo mi promesa de no hacer remojos en este espacio (alguien sabe lo que esto significa, luego explicaré) te invito a escuchar Wolfgang’s Big Night Out. En la columna de la derecha, bajo la etiqueta “Música bien pensada” está el reproductor para que te maravilles con este sensacional trabajo del año 2007.